Tarzán aprendió las habilidades de los animales de la selva: se deslizaba como un serpiente, trepaba igual que una ardilla, nadaba como un pez, corría como un antílope, era más ágil que un mono y tenía la fuerza de un búfalo. Así creció y llegó a ser un hombre. Por supuesto, Tarzán era más inteligente que los demás animales. Fabricaba sus propias armas, y con una de ellas se enfrentó a Sabor y lo mató. Los gorilas lo celebraron, pero algo atrajo la atención de todos: llegaron a la selva unos extraños seres a los que nunca habían visto. Escondido entre las ramas, Tarzán les observó. Eran rarísimos, llevaban ropas en lugar de pieles y tenían extraños objetos en las manos. Se trataba del profesor Porter y su hija Jane, que habían ido a África a estudiar a los gorilas; y el guía Clayton. Tarzán salvó a Jane cuando fue atacada por unos babuinos. Sorprendida, Jane llevó a su salvador al campamento. Allí, Tarzán aprendió un poco su idioma y conoció el mundo de los hombres. A su vez, enseño a Jane la selva y la presentó a sus amigos.
Entre Tarzán y Jane nació algo más que una amistad. Entonces Kala llevó a su hijo a la casa abandonada del árbol. Allí, gracias a una fotografía, Tarzán conoció a sus padres. Comprendió que era un hombre como los demás y decidió viajar a Inglaterra con los Poter. Pero al llegar al barco, el malvado Clayton, que pretendía capturar gorilas para venderlos, les apresó. Afortunadamente, Terk y Tantor vieron lo que pasaba y liberaron a Tarzán y a los Poter. Tarzán, al frente de sus amigos, humanos y animales, cayó sobre Clayton y sus secuaces cuando ya habían atrapado a muchos gorilas con sus redes.
-¡Deteneos, canallas!-gritó Tarzán. Los hombres de Clayton se rindieron; pero el guía, loco de rabia, disparó contra Kerchak y luego se enfrentó a Tarzán, quien la desarmó. Entonces Clayton se lanzó contra el joven, pero, cegado por el odio, no vio el precipicio y coyó en él. Allí acabaron sus maldades. Antes de morrir, Kerchak dijo a Tarzán:
-Ahora tú serás el jefe.¡ Cuida de la familia, hijo mío! Ya no posía ir a Inglaterra. Su sitio estaba en la selva. Se despidió de los Poter, pero el profesor dijo a su hija:
- Jane, tú le amas. Lo sé. Jane saltó de la barca y fue a reunirse con Tarzán. El profesor Porter también se quedó con ellos.
Y juntos vivieron felices y comieron perdices.